post_ylla

En la elaboración de pizzas, cómo en la de pan, para conseguir una masa de calidad se necesita únicamente agua, harina, levadura y sal. Con una fermentación lenta se obtienen mejores resultados que con una fermentación rápida. En el caso de las pizzas una masa lenta debe fermentar un mínimo de 16 horas.

Los beneficios de este tipo de fermentación se notan tan a nivel de sabor cómo a nivel de salud, ya que las pizzas elaboradas con una masa de fermentación de estas características favorecerán una mejor digestión. Algunos de estos beneficios son los siguientes: con un mayor tiempo de fermentación de la masa, ésta logra producir ácido acético y ácido láctico, que le dan esponjosidad y sabor característico; se elimina parte del gluten, hecho que le da ligereza y facilita la digestión; se neutraliza el ácido fítico del trigo, lo que permite al organismo absorber mejor los minerales; la acidez que se produce durante la fermentación lenta permite que las enzimas vayan a mil, hecho que favorece que la pizza aguante fresca por más tiempo.

A parte de la fermentación lenta, también las harinas empleadas son fundamentales para conseguir una masa de calidad.